sábado, 30 de mayo de 2015

Y ahora es cuando comienzo a olvidarte.

No te entiendo. De verdad, jamas nadie me había vuelto tan jodidamente loca. Pensaba que eras un capítulo cerrado en mi vida, date cuenta que desde Noviembre han pasado muchos meses y tras intentar evitarte, cosa que no me costaba. Porque como tu decías, yo salgo por los antros mas antros de la ciudad, y tu eras demasiado cool para eso. Meses de fiestas interminables, vodka y capullos que pasaban por mi cama dándome la felicidad del orgasmo y buenas conversaciones mañanera. Cuando pensé que nuestra relación se basaría solamente en mensajes de Whatsapp hasta el final de este espejismo que estamos vivendo con fecha de caducidad, te vi. Piensa incluso, que me dedicaba a tener citas insulsas con el tipico chico bueno, todo lo contrario que tu. Porque los chicos buenos son unas tiritas geniales. Pero te ví. Una noche cualquiera, en ese antro que tu siempre decías que era una mierda. Y como siempre nuestras miradas coincidieron en la noche, un poco brillantes debido al tabaco. Tu ojos azules se reflejaban en los míos. Malditos ojos. Las palabras de rigor, eres la chica mas guapa de la ciudad, lo sabías no?. En mi estómago las mariposas volvieron a nacer y como siempre me reí. Bailes y risas. Otra cosa no, pero nosotros siempre nos lo hemos pasado muy bien juntos, es parte de nuestra magia. De repente me das un tímido beso y me dices al oído: me muero por seguir besándote. Y yo me río y te digo, la vida no esta hecha para cobardes.Y comenzamos a mirarnos a los ojos.¿Sabeís esa sensación de que el mundo se desvanece a tus pies?¿ de que no hay nadie mas? . Pues asi me sentía yo. Como si estuviera en el cielo. Era magia. Comenzaste a decirme palabras que podrían formar una poesía mientras yo solamente te pedía que tu perdón fuera cierto. Y que no volvieras a hacerme daño.

Pero como siempre, se volvió a repetir el patrón.Al dia siguiente miedo.

Y lo que mas jode, es la incomprensión. No se si eres un jodida psicópata que le encanta jugar conmigo o que eres un puto cobarde que no sabe aceptar lo que siente.

Pero ahora si que se acabo. Quedan dos meses para que se acabe este espejismo en el que vivimos y obviamente tu ya estas fuera de la partida.


sábado, 17 de enero de 2015

Autodestrucción.

Hemos venido a jugar. Una simple frase que ultimamente la tengo grabada en mi mente a fuego. Ya no me pregunto ¿Porqué? Ahora mi pregunta es ¿Porque no?. Porque no correr hasta que te queme el pecho, tirarte a la piscina, sentir el vértigo o como todos los poros de tu cuerpo se erizan en respuesta el miedo.

Siempre he sido mucho de venga vamos. Porque no coger un tren hacia ninguna parte solamente por el placer de sentir que estas perdido. Beberme el ultimo gintonic a las 10 de la mañana.  Joder, somos jóvenes. Y repito, estamos aquí para jugar.

Juegos oscuros, divertidos y locos. Jodidamente locos. Como cuando jugamos a, no te atreves?. No te atreves a desnudarte, a morderme el labio y a volverme loco. Claro que me atrevo. Y eso acojona. Ademas de verdad.

Tirarte desde el precipicio mas alto. Sentir el frio en tu cara.

Alguien me dijo una vez que ese no te atreves ocultaba una autodestrucción total. Y tal vez sea asi.
Autodestrucción como forma de levantarte cuando estas jodida, de continuar un camino aunque sabes que al final del mismo hay un precipicio. Porque joder, para ser feliz, hay que estar jodido.

Y mientras tu vives con tus miedos, yo voy a 200 km  por hora. 


miércoles, 7 de enero de 2015

Por tí, rompia hasta los espejos.

Y aquí estoy, preguntándome si estoy hecha para la derrota. Por que jode.

Cuando decidí cambiar mi patrón, y enseñar mis cartas a la primera de cambio tu te marcaste un farol  y sacaste escalera de color, por lo que quede fuera de la partida automaticamente.

Por primera vez en muchos años decidí dejarte ganar, porque pensé que tu victoria sería la victoria de los dos.  Me tuviste donde quisiste, y de hecho, aún me tienes. Con mis defensas por los suelos y totalmente vulnerable. Y decidiste joderme, en el sentido literal de la palabra. Decidiste volverme loca, pisotearme y ponerme celosa.

Decidiste que no era suficiente como para arriesgarte. 

Que no merecía la pena ni asomarse al precipicio simplemente por estos ojos azules. Que no tenia suficientes piernas y que mis curvas no merecían ser recorridas a 100 kilometros por hora. Que mi risa no era tu melodía predilecta. Ni mi cuello un lugar para perderte. Que mi compañía no valía ni tan siquiera las cervezas que compartíamos, y que la ciudad no era mas bonita a mi lado. Que los miles de planes que hicimos mientras la lluvia se deslizaba por nuestro rostro quedaron en eso, planes incompletos guardados en un cajón. Que los nervios dieron paso al hastío y que mis ganas chocaron con tu realidad. 
Decidiste perder la cabeza por otras piernas, otra sonrisa y otro acento.

Cuando yo estaba allí, como una gilipollas. Dispuesta a todo. Por encima de todo. Dispuesta a recorrer el mundo, a cortar las ataduras, a volar libre. A pasar horas bebiendo cerveza y hablando sobre el mundo, a hablar en la cama sobre tu forma de ver la vida. En reirme de ti, en cantar contigo, emborracharme y bailar hasta el amanecer en los antros mas vacíos de las ciudad. En estar contigo,estaba dispuesta a romper hasta los espejos, y mira que da mala suerte. 
Joder, es que me pierdo en tus ojos cuando me hablas.

Esos ojos que ya no me miran, y que cuando lo hacen están nublados. Ya no me miran brillantes, ahora me miran incomodos, con miedo . No se a que tienes miedo. No lo entiendo, durante un tiempo fuimos el par perfecto, iguales y a la vez totalmente opuestos. Pense que éramos química, que vivíamos en una realidad paralela cuando estábamos juntos. Pense que podría ser algo genial, como lo que dicen las canciones y las películas. Joder , estaba dispuesta a arriesgarme. Pero tu no.

Lo peor de todo querido cobarde? que no hay explicación y eso me mata por dentro. Me hace sentirme como una equilibrista borracha sobre la cuerda floja. Como cuando hay una accidente y no puedes quitar la vista.

Querido cobarde, yo me voy. Decidido queda. Cierro de un portazo. Vuelvo a los bares, a las noches y los gintonics. A los rollos de una noche, a los polvos sin quedarse a dormir. Porque por lo menos no hace daño, no confunde. Dicen que el amor duele. Pero yo no quiero mas. Se acabó. No vengas a buscarme porque ya no estaré aquí. Estare bailando bajo la luna, olvidándote a base de alcohol y tabaco.

Perdiste tu oportunidad.

martes, 11 de noviembre de 2014

Mismo paisaje

Siempre estamos en el mismo punto. Sabes cual es la sensación de golpearte siempre contra un muro de 5 metros de grosor y caerte al suelo. Y a pesar de la ostia, levantarte y volver a chocarte con el mismo muro. A miles de km de mi pasado, de mis historias y de lo que yo misma denominaba mi mala suerte. A miles de km de el sexo sin amor, de las mañanas incomodas y de las mamadas en rincones oscuros pensé que todo seria diferente. Pero siempre es la misma mierda pero en idioma diferente.
Siempre me decían, eres mas fría que el hielo y tu cobardía impide que alguien llegue a quererte. Que cada gintonic que bebes te aleja un metro de la realidad ,que el resquemor en la garganta tras una noche hablando con millones de desconocidos, besándote con algunos y un punto de drogas duras es solamente el recuerdo de las equivocaciones.
Aqui, decidi ver la vida desde otro tipo de prisma. Del prisma del calor humano, de estar dentro de las normas sociales de comportamiento, donde el sexo por el sexo no existe y según las malas lenguas soy un poco fácil
Decidi abrirme y le conocí. Jamas pensé que alguien como el me pudiera ni tan siquiera gustar. Salia de mi patron. Del que me había autoimpuesto. Y allí estaba el, con su fina ironía y su forma de ver el mundo. El escalofrío que me recorre la espina dorsal cada vez que me roza la espalda y las ganas que se crean cuando frenas. Y pensé que al fin algo me iba a salir bien. Que por fin dejaría de caer en caída libre por las escaleras y ya no comprendería lo que me quieren decir los cantautores. Que Quique iba a dejar de ser mi compañero de batallas.
Pero no, hasta los chicos buenos son malos. Frenan cosas que ni tan siquiera existen,

Asi que aquí estoy, volviendo a los bares y a los rincones mas oscuros.

sábado, 25 de octubre de 2014

Vomitándole encima a las musas.

Yo,
Que ni música, ni musa, ni princesa.
Ni baldosas amarillas, ni lencería.
Ni querida ni valorada.

Ayer salí a comerme el mundo pero acabé volviendo borracha. El desorden de calcetines en mi cajón parece la metáfora de mi rutina. Porque me cosí una vida a base de retales y ahora no hay ninguna pieza que encaje.

Más efectivo que el bromuro es saber que nunca diste un duro por mí. Y la pornografía solo son escenas que se suceden sabiendo de antemano el final y que contigo no volverán a repetirse.

Más solitaria y triste que un patio de colegio un día de lluvia. No sé si el aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo, pero aquí no veo más que gusanos comiendo carne muerta. Ahora que soy 65% agua y 35% desechos. Ahora que lo único duro que meterme a la boca son los chicles para morder la ansiedad.

Cola de caballo para la retención de líquidos, como si con las lágrimas no bastara. Ascensores llenos de gente que no se mira a los ojos. Cigarros en la puerta del colegio. Vómitos en la acera. Una moneda que siempre cae de canto. Un sujetador con relleno. El follar por follar aunque mi coño ya no lubrica por mucho que lo toquen. Hilo musical. Comida basura. Cuchillos de plástico y tetas de silicona. Pastillas azules. Orgasmo unilateral en pareja. Desconocidos que antes se conocían muy bien. Colonias que aconsejan en el envase su uso externo, como si el alma corrompida no oliera a mierda. Dormir para acortar los días. Beber para aliviar los llantos. Andar para escapar de ti mismo y terminar encontrándote de frente. La resaca del que ha bebido tus vientos.

No sé si el resto de los relojes van adelantados o es el mío el único que da bien la hora. No puedes cocinarme tu mejor plato y alimentarme poniéndome la cuchara en la boca para luego decirme que nunca tendré derecho a otro de tus bocados. Porque no me lo merezco. Que todos viven pendientes de su ombligo, y hace ya mucho tiempo que nadie me levanta la camiseta para acariciar el mío. Que meto tantas veces la cabeza debajo del agua que ya me considero anfibio. 

Ayer vi pasar el 6 y me quede mirando como un perro abandonado en la cuneta. Implorando una explicación. Con la sed del asfalto quemándome los talones. Y es que aquí nunca pasa nada aunque pasen rápido las semanas y muy lentas las noches. Que prefiero el silencio al ruido. Que al fin y al cabo estoy igual de sola. No me planteo el suicidio, siempre fui un poco cobarde, pero si me cuesta respirar sin llorar, imagínate seguir viviendo. Ya me siento más tumba que persona, aunque sólo sea por mi silencio. Y ya no hay desprecio, sólo bruma de los días que se fueron. Y de las voces no queda ni el eco. No ser nadie para nadie no sé en qué lugar del puto mundo me coloca. Como fingir ser cuerpo sin tener sombra. Como la corrupción sin política. Que no es sólo un mal año. Que ya me han hecho tanto daño que tendría que formatear y empezar otra vida.

Estoy tan cansada que no consigo levantarme de esta apatía cómoda. De esta rutina de 20 metros cuadrados de patio y ventanilla. Madrugar. Buscar trabajo. Intentar dormir. Llorar. Madrugar. Buscar trabajo. Desgraciadamente, no podemos seguir teniendo en cuenta tu candidatura para este puesto ya que tu perfil no encaja con los requisitos que estamos buscando. Te deseamos suerte en tus sucesivas búsquedas de empleo. Beber. Recordar. Recordarte. Camisetas de chico para ocultar mi cintura y las marcas donde me agarraste. El reflejo de lo que fuimos follando en la pantalla de tu televisor.

Vago por las calles como la estrella del rock trasnochada que nunca supo tocar la guitarra. Las ojeras siempre fueron mi marca personal desde la infancia. No entiendo por qué los ingleses no distinguen entre ser y estar cuándo son dos cosas completamente distintas o al menos pueden ser excluyentes. Me siento más sola que el último trago de un tercio ya caliente. ¿Cuántas lagrimas tienen que desbordar para adelgazar un kg? ¿Cuántas pérdidas tienes que anticipar para aprovechar el momento? Qué pena que quien te duele y te mata es la única persona que te puede dar consuelo. Igual que se me olvida que hay otra vida los domingos por la mañana lejos de la cama y tu resaca; o al contrario. Nadie apostó nunca por mí aunque fuera fácil recuperar la inversión, y el último caballo se pagara 10 a uno. Al final me acabaron partiendo igual las piernas.


Hace tres días que le eché el cerrojo a mi puerta para que no pudiera entrar nadie. Pero tampoco he vuelto a oír el sonido del timbre.

martes, 7 de octubre de 2014

Tierra del fuego.

Nunca pensé que el silencio pudiera colmar un vaso, pero ya no cabe una gota y estoy llorando. No sé si el charco de por medio es el remedio para tanto llanto, pero ya he empezado a alzar el vuelo. Ahora, que la soledad elegida en lugar de impuesta parece mi único consuelo.

En la antigüedad la gente pensaba que la Tierra era plana, y si andabas demasiado para el este u el oeste te caerías, pero yo sigo en Madrid y ya tengo las rodillas en el suelo. Cada mañana me levanto y ando descalza sobre piedras ardiendo dirección Tierra del fuego. Que no me vale un velatorio lleno de gente si no me visitan antes de ser tumba. Que no sigan maltratando mis maltrechos huesos si ya me los jodí dándolo todo por ellos. Que siempre es la misma historia; empezar a caminar con los pies de plomo para luego terminar corriendo desesperada como una perra buscando a su amo. Y ya no sé si abro la boca como reclamo, por sueño o por hambre.  O es el hambre de sueños lo que me parte.

Parece que hay gente que lo tiene todo, y otra que no tiene nada. Yo ya estoy cansada de apretar fuerte las manos intentando agarrar el polvo. Por no tener no tengo ni las clases de dancehall por estar ocupados todos los horarios. Y aquí sigo parada en la estación viendo pasar los trenes que no puedo coger. Aún nadie me ha explicado si es por no tener billete, o porque esta maleta cargada de lamentos me impide subir el par de escalones que me conduzcan a cualquier mísero vagón. Nunca quise tampoco viajar en primera clase,  y hay pañuelos que aún no han dejado de agitarse.  Pero a mí nadie fue jamás a recogerme a la estación. Ni tampoco a desearme suerte. 

lunes, 29 de septiembre de 2014

Septiembre.

Cuando echas la vista atrás buscando un motivo por el que quedarte pero no hay nadie que te devuelva la mirada. Que ya sé que es fácil sonreír para la foto, pero siempre me pillan de espaldas a la cámara.

Yo, que parece que vivo huyendo de las certezas y echándole una carrera al reloj, girándome de nuevo sabiendo que lo único que echaré de menos son estos tres bares en los que ahora estoy bebiendo.

Mira que necesito menos cuidados que un cactus, pero al final me estoy muriendo de sed. Sólo quiero un sitio en el que poder echar raíces, y ya no sé si esta maceta se me ha quedado pequeña o es tan grande que todavía no he conseguido orientarme.

Nunca pensé que la soga que me ahogara se llamaría Madrid, ni que pudiera apretar tan fuerte, pero mi personalidad se está multiplicando sobrepasando ya la bipolaridad y cogiendo forma de muñeca rusa.

Ahora, que ando tan despacio, y que debajo de mi cama vive un monstruo llamado septiembre, al que le quedan dos días de vida, aunque parece que la eternidad no será suficiente para dejar de asustarme.

De pequeña siempre quise ser invisible; ahora soy tan prescindible en la vida de los otros que ya lo considero un superpoder. No hay tanta diferencia. Seguro que si volviera a ser pequeña, en lugar de sentirme, estaría orgullosa de mí misma.

Por cansarme de escribir sin obtener respuesta jodí mi caligrafía, y ya he pasado tantas páginas en mi vida que me da miedo llegar a la palabra Fin sin haberme enterado bien de la historia.

Tú eres la única página que queda encerrada entre mis manos sin saber bien si arrancarla o prenderle fuego dejando un rastro de cenizas a mi paso. Que no quiero que vuelvas a entrar en mi vida sino es para quedarte, que de despedidas están llenos los cementerios, y yo ya eché un puñado de tierra sobre tu tumba porque nunca estuvimos a favor de eso de regalarnos flores, y de chuloputas ya está bien marcado con muescas el cabecero de mi cama.

Nunca la palabra septiembre dio tanto vértigo, ni sé la altura precisa por la que caeré después. O si el avión caerá antes de llegar a mi destino. Volar a una nueva vida jamás fue menos metafórico. Parece que mis depresiones son directamente proporcionales al número de despedidas, y ayer tras volver a llevarte flores, volví a raparme la cabeza. Supongo que ninguno de los dos sabemos cumplir nuestras promesas.
Y para empezar de cero no hay nada mejor que una maleta vacía con la que recorrer una nueva autopista, o emprender un nuevo vuelo.